martes, 5 de junio de 2007

MEDIO MEDIOCRE

Uf, desde febrero no escribía. Aquí vamos de nuevo.

Volví a Buenos Aires. Siempre hay cosas para hacer en esa ciudad, vivir en la calma de Montevideo provoca la necesidad de darse un baño de gran ciudad y polución de vez en cuando. Esta vez fui a Baires en misión periodística y a ver espectáculos. Lo que más me llamó la atención siempre de los argentinos, que es una de las tantas cosas que me hace quererlos (lejos de odiar a los argentinos, siempre los admiré por un montón de cosas, entre ellas la enorme producción cultural que tienen), es su calidad de anfitriones. Una va como periodista de Montevideo, coordina desde acá entrevistas y acreditaciones intercambia mails con gente que no conoce y mucho menos la conoce a una. Y al llegar allá descubre con fascinación que la están esperando, y no sólo la reciben como si la conocieran de toda la vida sino que muestran una disposición inédita para lo que estamos acostumbrados a vivir acá.

Fui a un canal de televisión en calidad de fotógrafa, con el periodista que haría las notas para un semanario uruguayo. La idea era presenciar el back stage de dos interesantes programas de la tevé argentina, y de paso entrevistar al productor de los mismos, que por cierto jamás da notas. Fuimos recibidos con el más cordial de los tratos, agasajados con bebida y comida, el productor llegó tarde pero nos dio la entrevista con la mayor disposición. Asistimos a un teatro a ver una obra de stand-up, y fuimos tratados de la misma forma: con respeto, con acceso a entrevistas en el camarín de los actores, con lugar reservado en la sala, con la preocupación del productor porque estuviéramos bien ubicados, bien atendidos, a gusto. Y fue un gusto, desde luego. Viajamos una punta de kilómetros hasta una localidad del Gran Buenos Aires a entrevistar a un director de cine, un tipo al que le teníamos una gran admiración y que nos trató como si fuéramos conocidos de toda la vida. Y eso por no mencionar el aprecio que nos manifestaron cada uno de los entrevistados durante ese viaje por el hecho de ser uruguayos, periodistas uruguayos mejor dicho. Los argentinos nos ven a nosotros a la inversa de cómo nosotros solemos verlos a ellos. Y lo manifiestan en el trato espontáneo, simplemente.

Algo que no debería habernos sorprendido nos dejó maravillados, lo cual no debería ser así. Pero ocurre que en Uruguay la prensa es molesta, los periodistas son tratados con desprecio, no se piensa que un periodista está trabajando, sino molestando, y es tratado en consecuencia. En Montevideo para acreditarse a un show hay que realizar una campaña de ruegos y oraciones, porque las probabilidades de ser acreditado son mínimas. Obligan a que la prensa se arrodille para conseguir una acreditación, o un disco, o lo que sea, como si le estuvieran haciendo un favor, cuando en realidad es al revés: los periodistas le hacen un favor al productor o al sello discográfico de turno interesándose por el evento o artista de turno.

Voy a dar ejemplos del negro panorama local, nido de ratas de productores, managers y sellos discográficos de mediocre mentalidad. El año pasado quise acreditarme para la Fiesta X. Pedí dos acreditaciones, una para mí en representación de la revista virtual que realizo, y otra para alguien que, si bien escribe en dicha publicación virtual también lo hace para un conocido semanario. O sea: eran dos acreditaciones para dos personas de dos medios diferentes. A la fiesta de la X asisten cerca de 90.000 personas, las entradas no son numeradas, había lugar de sobra para que vayan dos periodistas más a cubrir el evento, del que planeaban hablar luego en sus medios. Pues no nos otorgaron ninguna. En tiempos en los que hacía radio la cosa se había tornado ridícula. De hecho esa fue una de las tantas razones que me alejaron del medio, me harté de andar pidiendo cosas que entendía tenían que venir solas. Por ejemplo era muy común que si hacía una crítica dura de un disco el sello editor me negara los discos de sus otras bandas en castigo. De locos. Lo mismo pasaba con los shows: por decir “no sonó bien” no me acreditaban para el siguiente. Y así podría seguir enumerando casos similares. El colmo de la mediocridad lo representaban, muchas veces, los propios músicos: he recibido amenazas por comentar un disco o un show, un grupo entero ha querido pegarme por pasar una canción grabada en vivo. Evito dar nombres porque no interesa a esta altura, además lo dije en su momento. Lo cierto es que ni las bandas se hacen cargo de lo que hacen, mediocridad al cuadrado.

Por esa razón de un buen tiempo a esta parte evito pedir material, entradas o lo que sea. Si tengo el disco lo comento, muchas veces lo consigo prestado, solo si me interesa demasiado lo compro, eventualmente lo bajo de internet. Si me interesa asistir a un evento pago la entrada. Procuro hablar únicamente de lo que me interesa, y al que no le guste mala suerte. Sostengo que el medio se retroalimenta de ese tipo de servilismo periodístico, donde sólo si hablás bien de todo los sellos y productores te facilitan las cosas. Por eso me sorprendo y me maravillo cuando voy a Buenos Aires y sin conocerme me brindan todo y aún más de lo que espero. Piensan con otra cabeza, piensan en grande, saben perfectamente lo que significa que la prensa se interese por vos, y actúan en consecuencia.

Volvimos de Buenos Aires con un buen puñado de entrevistas a gente grossa, inteligente y amable. Sacamos fotos sin restricciones. Trajimos en la valija una cantidad de discos, dvds, libros y revistas que nos brindaron sin pedirlas. Igualito que acá… Allá se avanza, acá se retrocede.

4 Comments:

At 6 de junio de 2007, 1:43 p. m., Blogger Mayfly dijo...

Hola. La estaba esperando, aunque no me crea. La he leido mucho.

No me voy a extender con este tema porque me toca de cerca. Estoy del otro lado del charco, para ustedes.
"Según cuáles sean las coordenadas del observador" alguna vez cantó un tal Leo.

Sólo le puedo decir que me da un poco de verguenza tanta flor y que, sin estar en el ambiente periodístico, ni todo es tan color rosa aquí, y calculo que no será todo tan gris ahi.

Es el eterno quedar bien con el de afuera.

Acá hay programas periodísticos que se dedican a hablar de los periodistas. Bien de los que tienen algún negocio en común y mal de los que no. Y así se maneja casi todo por estos pagos.

Espero verla pronto. Ya sabe.

 
At 6 de junio de 2007, 2:36 p. m., Blogger LOIS dijo...

Estimado Mayfly: un gusto tenerlo por aquí, creáme. Sabe que, aunque no le sea fácil comprenderlo, aquí siquiera se hace un esfuerzo por quedar bien con el afuera. Se lo aseguro. Se procede siempre con desconfianza, recelo, envidia, miedo quién sabe a qué. Si te acreditan a un evento te lo reprochan como si te estuvieran tirando una limosna, y es todo siempre así. He trabajado en muchos ambientes relacionados a la música y los medios y le aseguro que jamás vi tratar a nadie con ese respeto y amabilidad con que yo sí he sido tratada afuera. Mire que es una característica del ser uruguayo, la desconfianza típica que cualquier oriental sabrá confirmarle. Tengo amigos argentinos que actuán de forma completamente distinta con sus amigos y conocidos a la forma en que los uruguayos actúan incluso con sus propios compatriotas.
Le agradezco se haya dado una vueltita por este lado virtual del charco. Es que este charco no tiene borde, como cantó alguna vez un compatriota suyo ahora casado con una Ortega. ¡Salud!

 
At 7 de junio de 2007, 9:56 a. m., Blogger Clementina dijo...

Lois, me siento un poco como Jules y Vincent. Esas pequeñas diferencias... Buenos Aires es una cuidad que no visito hace 6 años. En aquella ocasión, convengamos, fui a cumplir una suerte de sueño. Entonces construyo desde un recuerdo hermoso. No sé bien en qué anda Buenos Aires, no sé bien si todavía tiene aquel olor que solo es de ella, como un perfume sobre una piel particular. En breve volveré a Buenos Aires, a cumplir otro sueño, a descubrir otras cosas, nuevas voces. Ojalá vendan cerveza en Mc Donalds. Si no, no estaría mal una cerveza en el puerto con aritos de calamar. Me dijeron que eso es muy lindo por allá.
Con respecto al provincialismo de los medios de comunicación por estos lados...ya sabés que comparto lo que decís, y que he sido testigo de un batallar injusto e innecesario. Ya lo dije alguna vez acá periodista = a soldado. Salvo contadas excepciones, no pensar ni criticar. Te dejo beso grande.
Me alegra que Lois haya vuelto.

 
At 18 de julio de 2007, 1:54 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

Hola Lois, no dudo que te haya sucedido todo lo que mencionás, sólo me gustaría decirte que trabajo en un sello discográfico desde hace muchos años y nunca traté de esa manera a ningún periodista.
tampoco nunca dejé de darle discos a periodistas que hayan expresado en sus reseñas que no les gustó el material y le hayan puesto media estrellita.
la única razón por que sí he cortado el suministro de discos es por la no publicación y/o mención en el medio del álbum en cuestión. creo que es razón susficiente para dejar de dar material.
no estoy de acuerdo con lo que decís respecto a que somos "nosotros" los que los necesitamos a ustedes, los periodistas.
ustedes también nos necesitan a nosotros porque si no no tendrían de qué hablar y también, por qué no decirlo, sus discotecas no serían tan vastas.

creo que lo mejor es entenderlo como que ambos nos necesitamos, por lo menos así lo entiendo yo.

tambié te comento que cotidianamente recibo llamados de periodistas de todo el paìs y a todos los trato de la misma manera, de la misma forma que lo hago con los periodistas extranjeros los cuales reciben un trato preferencial por ser visitantes pero no por hacerle culto a la extranjeridad.

cuando contáste tu viaje a bs as y la forma en la que te trataron me ví a mi mismo recibiendo a un periodista argentino en el aeropuerto, llevándolo al lugar de la nota y tratando de ser un buen anfitrión con un visitante.
con la gran mayoría de ellos y si hay tiempo, generalemnte terminamos almorzando, tomando algo y charlando de la vida.

por eso me resulta injusta tu generalización de cómo son tratados los periodistas por los sellos discográficos.

 

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